Esta es una pregunta interesante que se plantea a partir de en un estudio de Chiara Spina, Arnaldo Camuffo y Alfonso Gambardella en 2019 A Scientific Approach to Entrepreneurial Decision Making: Evidence from a Randomized Control Trial.
El estudio concluyó que formar a los emprendedores para que piensen como científicos podría ayudar a reducir el riesgo de perseguir ideas que finalmente no funcionan, algo bastante habitual en el mundo de los RRHH cuando nos dedicamos a perseguir modas o al plantear soluciones sin haber descifrado correctamente el origen del problema que queremos resolver.
En un ensayo aleatorio y controlado realizado en 116 startups, el estudio demostró que los emprendedores a los que se enseñó a formular hipótesis teóricas y a probarlas rigurosamente tenían más probabilidades de reconocer que una idea era mala, pivotar a partir de las que no funcionaban y generar más ingresos que el grupo de control.
Este enfoque estructurado les ayudó a mitigar mejor sus prejuicios a la hora de buscar y analizar las necesidades del mercado. Redujo la probabilidad de falsos positivos (malas ideas que se aceptan erróneamente) y falsos negativos (buenas ideas que se rechazan). En última instancia, los emprendedores con mentalidad científica evitaron la “dependencia del camino”, es decir, que un paso en falso o una mala decisión al principio del proceso tiene un impacto duradero en las decisiones posteriores.
El grupo que recibió esta formación tuvo más abandonos (24 frente a 20) y pivotó más veces su idea inicial (19 frente a 11). También obtuvieron más ingresos: se registraron 85 observaciones positivas de ingresos en el grupo que recibió la formación frente a 22 en el grupo de control durante un año. La media y la mediana de los ingresos alcanzaron 7.800 y 1.300 euros, respectivamente, en el grupo de tratamiento, frente a 900 y 500 euros en el de control.
¿Qué pasaría si en las áreas de RRHH aplicáramos el método científico para tomar mejores decisiones? su aplicación puede conducir a resultados más exitosos al lanzar nuevas iniciativas dentro de nuestras organizaciones. Esto podría incluir el desarrollo de hipótesis probándolas a través de la recopilación y el análisis de datos antes de introducir cualquier cambio. Esta práctica, en última instancia, ahorraría tiempo, esfuerzo y dinero si se realiza correctamente.
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